7/10/08

LA PROPIEDAD PRIVADA EN LOS INCAS


PROPIEDAD: Derecho o facultad de poseer alguna cosa y disponer de ella dentro de los límites de la legalidad. (Diccionario de la lengua española).
PRIVADO(A): Que pertenece al ámbito personal o familiar. (Diccionario de la lengua española).

Hablar sobre la propiedad privada en el mundo andino, es referirse en primer lugar a la nobleza incaica, cuyo poder se basaba en la obtención de la tierra, tal como lo plantea María Rostworowski, quien divide a la tierra, en: Tierras del Inka, tierras del Sol y tierras del Hatun Runas. Las tierras del Inka, estaban en todo el territorio del tahuantinsuyo, las cuales estaban a cargo de cada panaka, convirtiéndose en fuentes de los recursos personales del inca, por lo tanto, en su propiedad privada.
Prueba de ello, son las propiedades de Wayna Cápac en Macas, en el valle del río Chillón (Lima). en ellas se cultivaba hojas de coca para él y las jóvenes de esta comunidad tenían por obligación cosechar las hojas (Espinoza); otra información es la entregada por lo chupaychos al indicar que llevaban a Huanuco Pampa el maíz producido en "este valle en tierras del ynga" (Ortíz de Zúñiga).
Las tierras reclamadas por las mujeres pertenecientes a panakas del tiempo inka, como las de Beatriz Coya en su calidad de hija de Sayri Tupac es otro testimonio de éste régimen de propiedad. En su testimonio se hace referencia a las propiedades de:
  • Wiraqocha inka en: Caquia y Jaquijahuana (Huchuy Qosqo).
  • Pachakuteq: tomó las tierras de Tambo en el valle de Urubamba (actual Ollantaytambo) y Pisaq; otras investigaciones, también indican a Machu Picchu, como parte de su propiedad.
  • Tupac Yupanqui: tenía por propiedades de Chinchero, Wayllabamba y Urcos.
  • Wayna Cápac a su vez era propietario del valle de Yucar y de Quispi Wanqa.
  • Wascar: tomó para él Calca y Muyna.
Referente a la demarcación urbanística realizada por Pachacutec en el Qosqo, también es pertinente hacer referencia a la repartición de Kanchas a los principales miembros de la nobleza qosqoruna y los curacas. Pachacutec, decidió despoblar dos leguas en el contorno del Qosqo. En esta forma podrían tener todas sus chacras y sementeras. Luego mandó llamar a los señores orejones y a los principales curacas de la comarca, y estando todos reunidos, los llevó al lugar donde tenía pintadas y reproducidas las tierras vecinas. Entre los moradores del mismo Qosqo repartió las tierras recientemente despobladas, hecho que contentó a los ciudadanos. A grandes voces agradecieron la merced conferida por el Inka, llamándolo "Hijo del Sol" (Betanzos).
Una vez donada la tierra, cada curaca o jefe de ayllu recibió la orden de traer sus cuentas o kipus, con el número de miembros que lo componían y de dividir las parcelas equitativamente entre ellos. Inmediatamente se prosiguió al amojonamiento de los terrenos y linderos. Para que no hubiese, más tarde, motivo de pleitos por la destrucción de algunos de ellos, hizo poner el inka pequeños montones de carbón al pie de cada uno.
En cuanto a los habitantes desplazados, los mandó a distintos lugares pero conservando siempre el clima y temple al que estaban acostumbrados. Según Sarmiento de Gamboa, tomó el inka para sí el valle de Tampu.
Refiriéndonos a los Centros Arqueológicos como Machu Picchu y Choquequiraw, éstos lugares fueron reclamados por Sayri Tupac como propiedades de sus antepasados los Yupanqui, y en éstas tierras se encuentran estos dos importantes Complejos Arqueológicos.
Recordemos que cada Sapa Inka, desde Pachacuteq debía obtener a fuerza de conquistas tierras de su propiedad y del Estado para su manuntención y que estas, posterior a su muerte servían para mantener a su panaka y su cuerpo momificado. Gran cantidad de personas usufructuaban dichas propiedades y se veian beneficiadas de manera directa o indirecta.
Sayri Tupac, pedía todas las tierras ubicadas en el Valle del Apurímac, río abajo del Puente del Apurímac (entre Marcahuasi y Curahuasi) hasta la confluencia del río Aucapampamayu, sobre una banda de ocho leguas de largo por cuatro de ancho (Cúneo Vidal y Hemming). El Virrey Pedro de la Gasca, aceptó otorgar todas las tierras que estaban en un triángulo formado por el Valle del Apurímac, el camino real y el río Aucapampamayu. Estas tierras en las cuales había seiscientos habitantes eran encomiendas de Hernando Pizarro, Alonso Carrasco y Gregorio Setiel (Cúneo Vidal, 1925:200: Lohmann Villena, 1948:349, Hemming, 1993:272).
Sin embargo, el acuerdo con el virrey la Gasca, nunca llegaría a ser cumplido, así Sayri Túpac nunca llegaría a recuperar las tierras de sus ancestros.
Sobre las tierras estatales, es confirmado en una información secreta hecha para el Consejo de Indias por el Licenciado Joan de Obando (02-01-1568). En dicha información se decía que los inkas tenían sus tierras en cada provincia, trabajadas por los naturales de la región, lo cual era considerado como un tributo. Todo lo cosechado en dichos campos era depositado en los almacenes estatales. La antigua costumbre de cada curacazgo erar separar una parte de sus tierras para el inka y que sea cultivada por la comunidad confirma lo expresado anteriormente.
Consecuentemente, lo que verificaban los curacas era repartir derechos de usufructo de tierras. Lo que quiere decir que el suelo pertenecía al ayllu, pero lo sembrado y cosechado correspondía al beneficiado durante el reparto de lotes.
Finalmente, con la información descrita anteriormente, podemos afirmar, que existía la propiedad privada en el Incanato, perteneciente al líder de cada Panaka, sirviendo esta propiedad para la manuntención de todos los integrantes de cada panaka.
Nota: Un agradecimiento especial a Alejandro Vargas Díaz (VI semestre- ESITUR), por toda la información brindada para publicar este artículo.